Se terminó el 2019, muchas emociones y experiencias
2019 fue un año afortunado, en que pude conocer rincones del país a lo largo y a lo ancho, empezando por el norte, en Tijuana, para después moverme en todas direcciones:
sur, norte, este, oeste, muchas veces de maneras no muy eficientes. Pasé por Ensenada para volar, pasando por a Cd Mx a Oaxaca y regresar al norte visitando La Paz, Todos Santos y playas espectaculares como Balandra, Pichilingue, Chileno, hasta Los Cabos, luego a Guadalajara y Tonalá, regresar al norte, esta vez cruzando la frontera hasta los Angeles, a la caza de historias increíbles para la radio de la BBC en su programa de Outlook, haciendo producción para Clayton Conn. Pudimos visitar Tecate, la Bufadora y las rocas inmensas de La Rumorosa, además con la fortuna de ver en la playa de Todos Santos muchas ballenas cerca de la orilla. Visité también en diversas ocasiones, por distintos proyectos: Querétaro, Puebla, Monterrey, Durango, con una agradable parada en la Ciudad de México para las fotos de portada del disco de Caña Dulce y Caña Brava en los canales de Tláhuac y en una casona virreinal en pleno centro histórico de la ciudad. Solo un respiro de smog para volver a salir, esta vez rumbo al sur, a Quintana Roo y Tabasco, para seguir admirándome con paisajes y con trabajos de talentosos maestros artesanos. De regreso al centro-norte del país: Guadalajara y Querétaro.
Tuve después la fortuna de hacer un segundo viaje a Costa Rica, también con motivo de la cacería de historias para la BBC con Clayton: historias de tucanes, cocodrilos, perezosos, bolas de roca gigantes, el poeta callejero y el primer matrimonio LGTB aceptado en el país.
Y de vuelta al norte de México, por cuarta vez, feliz de la vida pues allá vive la mitad de mi familia paterna, esta vez con el proyecto hermoso de artesanos a visitar las comunidades indígenas: Kumiai, Kiliwa, Cucapá y Pau Pau, haciendo una parada por avión en Monterrey que no conocía para retratar a otro maestro artesano.
Solo 5 días de descanso y a preparar maletas para Chiapas, que siempre es un gozo visitar, esta vez: San Cristobal de las Casas, Tuxtla Gutiérrez, Chiapa de Corzo y Aldama, aún en conflicto pero nos recibieron muy bien, y nuevamente me sorprendí de la calidad de artesanía que logran hacer los maestros en cualquiera de sus ramas: textil, madera, plata, etc. La búsqueda de artesanos apenas iba a la mitad: seguí sorprendiéndome tanto por su trabajo como por los paisajes insospechados a los que este bendito trabajo me llevaba: Teotihuacán, Tlaxcala, Hidalgo, Tula en Tamaulpas, San Luis Potosí para conectar con Veracruz por la Sierra Gorda, internándonos para llegar a Santa María Acapulco, un hermoso pueblito en lo alto de las montañas, con un templo del S. XVIII que en el año 2007 se incendió, perdiendo muchas de sus imágenes. Saliendo de ahí veredas y caminos que parecían imposibles, logramos hacer una parada obligada en Xilitla, para continuar bajando hacia Huejutla de los Reyes y a Papantla, donde no solo conocí a un gran artesano de madera sino que me tocó visitar el Tajín con un clima ideal, con neblina, lluvioso, así que muy solitario y después ver el sol salir en todo su esplendor. Unos cuantos días de descanso y a tomar nuevamente carretera, esta vez rumbo a Guerrero, la más espeluznante carretera que nos llevó por los mejores paisajes y hasta un destino afortunado con el maestro Zeferino en Temalacatzingo, después a Olinalá con gente muy amable y hospitalaria. Un descanso en Tequesquitengo y Taxco, para continuar hacia San Agustín Oapan y Xalitla y terminar por tierra caliente, otro camino terrorífico pero afortunado, para visitar a unos maestros de sombreros en Morelita. En el camino nos encontrarnos con una cabeza gigante de Lázaro Cárdenas en plena carretera, como escultura Olmeca pero con un personaje contemporáneo.
Y como si faltaran andares, mi trabajo hermoso me siguió llevando a la vagancia, hacia Oaxaca y después regresar a Veracruz por el centro: pasando por Naolinco, San Agustín de Aguasuelos y hasta Tlacotalpan. Hasta aquí llegó la agenda de las visitas a artesanos, que por mi pudo haber continuado por años, pues creo que es lo que más me fascina, fotografiar, sobretodo haciendo retrato, y sobre todo a artesanos para conocerlos y ver el proceso de sus maravillosas creaciones.
Y… ¿porqué no? Unas vacaciones con la familia en Cancún, para bucear en cenote y Cozumel por primera vez .
Y como mi sobrina pequeña cumplió 15 años, pues ¡nos tuvimos que ir a Turquía! Mi sueño, conocer Cappadocia. Resultó uno de los mejores viajes que he hecho, en el mejor año de mi vida, simplemente fuera de serie! Con un enorme rodeo al país, con mucha prisa, pero valió toda la pena: pasando por Estambul, Ankara Cappadocia, Pamukkale, las islas griegas en Chios, de regreso a Bursa para terminar nuevamente en Estambul.
Pasar mi cumpleaños en Acapulco con maravillosos atardeceres y todavía subir la montaña para ver la asombrosa migración anual de las mariposas monarcas.
2019 fue un año afortunado, en que pude conocer rincones del país a lo largo y a lo ancho, empezando por el norte, en Tijuana, para después moverme en todas direcciones:
sur, norte, este, oeste, muchas veces de maneras no muy eficientes. Pasé por Ensenada para volar, pasando por a Cd Mx a Oaxaca y regresar al norte visitando La Paz, Todos Santos y playas espectaculares como Balandra, Pichilingue, Chileno, hasta Los Cabos, luego a Guadalajara y Tonalá, regresar al norte, esta vez cruzando la frontera hasta los Angeles, a la caza de historias increíbles para la radio de la BBC en su programa de Outlook, haciendo producción para Clayton Conn. Pudimos visitar Tecate, la Bufadora y las rocas inmensas de La Rumorosa, además con la fortuna de ver en la playa de Todos Santos muchas ballenas cerca de la orilla. Visité también en diversas ocasiones, por distintos proyectos: Querétaro, Puebla, Monterrey, Durango, con una agradable parada en la Ciudad de México para las fotos de portada del disco de Caña Dulce y Caña Brava en los canales de Tláhuac y en una casona virreinal en pleno centro histórico de la ciudad. Solo un respiro de smog para volver a salir, esta vez rumbo al sur, a Quintana Roo y Tabasco, para seguir admirándome con paisajes y con trabajos de talentosos maestros artesanos. De regreso al centro-norte del país: Guadalajara y Querétaro.
Tuve después la fortuna de hacer un segundo viaje a Costa Rica, también con motivo de la cacería de historias para la BBC con Clayton: historias de tucanes, cocodrilos, perezosos, bolas de roca gigantes, el poeta callejero y el primer matrimonio LGTB aceptado en el país.
Y de vuelta al norte de México, por cuarta vez, feliz de la vida pues allá vive la mitad de mi familia paterna, esta vez con el proyecto hermoso de artesanos a visitar las comunidades indígenas: Kumiai, Kiliwa, Cucapá y Pau Pau, haciendo una parada por avión en Monterrey que no conocía para retratar a otro maestro artesano.
Solo 5 días de descanso y a preparar maletas para Chiapas, que siempre es un gozo visitar, esta vez: San Cristobal de las Casas, Tuxtla Gutiérrez, Chiapa de Corzo y Aldama, aún en conflicto pero nos recibieron muy bien, y nuevamente me sorprendí de la calidad de artesanía que logran hacer los maestros en cualquiera de sus ramas: textil, madera, plata, etc. La búsqueda de artesanos apenas iba a la mitad: seguí sorprendiéndome tanto por su trabajo como por los paisajes insospechados a los que este bendito trabajo me llevaba: Teotihuacán, Tlaxcala, Hidalgo, Tula en Tamaulpas, San Luis Potosí para conectar con Veracruz por la Sierra Gorda, internándonos para llegar a Santa María Acapulco, un hermoso pueblito en lo alto de las montañas, con un templo del S. XVIII que en el año 2007 se incendió, perdiendo muchas de sus imágenes. Saliendo de ahí veredas y caminos que parecían imposibles, logramos hacer una parada obligada en Xilitla, para continuar bajando hacia Huejutla de los Reyes y a Papantla, donde no solo conocí a un gran artesano de madera sino que me tocó visitar el Tajín con un clima ideal, con neblina, lluvioso, así que muy solitario y después ver el sol salir en todo su esplendor. Unos cuantos días de descanso y a tomar nuevamente carretera, esta vez rumbo a Guerrero, la más espeluznante carretera que nos llevó por los mejores paisajes y hasta un destino afortunado con el maestro Zeferino en Temalacatzingo, después a Olinalá con gente muy amable y hospitalaria. Un descanso en Tequesquitengo y Taxco, para continuar hacia San Agustín Oapan y Xalitla y terminar por tierra caliente, otro camino terrorífico pero afortunado, para visitar a unos maestros de sombreros en Morelita. En el camino nos encontrarnos con una cabeza gigante de Lázaro Cárdenas en plena carretera, como escultura Olmeca pero con un personaje contemporáneo.
Y como si faltaran andares, mi trabajo hermoso me siguió llevando a la vagancia, hacia Oaxaca y después regresar a Veracruz por el centro: pasando por Naolinco, San Agustín de Aguasuelos y hasta Tlacotalpan. Hasta aquí llegó la agenda de las visitas a artesanos, que por mi pudo haber continuado por años, pues creo que es lo que más me fascina, fotografiar, sobretodo haciendo retrato, y sobre todo a artesanos para conocerlos y ver el proceso de sus maravillosas creaciones.
Y… ¿porqué no? Unas vacaciones con la familia en Cancún, para bucear en cenote y Cozumel por primera vez .
Y como mi sobrina pequeña cumplió 15 años, pues ¡nos tuvimos que ir a Turquía! Mi sueño, conocer Cappadocia. Resultó uno de los mejores viajes que he hecho, en el mejor año de mi vida, simplemente fuera de serie! Con un enorme rodeo al país, con mucha prisa, pero valió toda la pena: pasando por Estambul, Ankara Cappadocia, Pamukkale, las islas griegas en Chios, de regreso a Bursa para terminar nuevamente en Estambul.
Pasar mi cumpleaños en Acapulco con maravillosos atardeceres y todavía subir la montaña para ver la asombrosa migración anual de las mariposas monarcas.